Título original: The boy at the top of the mountain.
Saga: Libro único.
Autor/a: John Boyne.
Editorial: Salamandra. (ficha del libro) ¡Consíguelo en Amazon!
Páginas: 250.
Fecha de publicación: 2016 (original en 2015).
De padre alemán y madre francesa, Pierrot ha tenido una infancia no muy distinta de la de cualquier niño de su época. Sin embargo, nos hallamos en París, corre el año 1935 y la guerra que se avecina trastocará el destino de millones de personas. Tras la muerte prematura de sus padres, Pierrot deberá separarse de su íntimo amigo Anshel y abandonar Francia para vivir con su tía Beatrix, que trabaja de ama de llaves en una mansión imponente erigida en lo alto de una montaña. Pero no es una cosa cualquiera; se trta nada menos que del Berghof, la enorme residencia que Adolf Hitler posee en los Alpes de Baviera.
Así, a sus siete años, alojado de manera involuntaria en el entorno íntimo del todopoderoso Führer, Pierrot se verá inmerso en un mundo tan extrañamente seductor como peligroso. En él no hay lugar para la inocencia, y cuando al final de la guerra es capturado por los alidados, Pieter —como ahora se llama— llevará un peso insoportable en su conciencia. A su regreso a Prís, abrumado porl a culpa, un aspecto clave de la historia surgirá como una tabla de salvación, y el inesperado desenlace será una muertra más de la insondable dimensión del perdón y la amistad.
Lo primero que necesito decir acerca de este libro es: ¡qué sinopsis tan larga! ¿Era necesaria? La he buscado en inglés y, sinceramente, me quedo con ella. Corta y al grano. Nos deja claro que el "nuevo mundo" de Pierrot es un mundo de terror, secretos y traiciones horribles. Dejando a parte esto, ¿qué puedo decir de este libro? Podría resumir la reseña en un: WOW! Pero me estoy tomando mi tiempo para hacerla porque quiero hacerle justicia al libro, así que espero ofrecer una argumentación que os deje con unas enormes ganas de leerlo (será algo larga, pero no puede ser de otra manera, así que espero que os quedéis hasta el final).
En primer lugar, como bien se nos dice en la sinopsis, Pierrot es un niño de siete años, parisino y con raíces alemanas. Su padre fue soldado en la primera guerra, donde Alemania perdió, cosa que nunca ha olvidado recordar a su hijo, dejando siempre claro el amor a su patria. Por otra parte tenemos a Anshel, el mejor amigo de Pierrot, y vecino también, con quien se queda después de quedarse huérfano. Una de las pocas cosas que os adelantaré es que Anshel es judío, aunque si has leído más libros de ésta temática o incluso estás informada/o sobre ello, podrás adivinarlo solo por su nombre (aunque en la historia es obvio, pero bueno). El hecho de que Anshel y Pierrot se separen cuando Beatrix acoge a su sobrino no es obstáculo para que los dos amigos sigan escribiéndose. No obstante, su tía le prohíbe en seguida seguir con la correspondencia, pues son tiempos difíciles para ser amigo de un judío. Pierrot, como es normal, no entiende nada de lo que está ocurriendo. Entiende que su padre era patriota alemán, que están pasando cosas y que Alemania se moviliza, pero no sabe por qué razones ni hacia dónde les puede llevar eso. "Victoria" es un término muy abstracto para un niño de siete años.
En la casa de la cima de la montaña, o Berghof, vive la tía de Pierrot, Beatrix, Ernst, el chófer, Emma, la cocinera y Herta y Ange, otras dos criadas (como miembros del personal mencionados y con un papel en la historia). Beatrix y Ernst son dos personajes de gran importancia en esta historia, pues son la otra cara de la situación de la que Pierrot (o Pieter, por su seguridad) es testigo en el Berghof, viendo cómo Hitler toma sus decisiones y como, sorprendentemente para él, no todo el mundo está de acuerdo con ellas. ¿Cómo afectan este tipo de cosas a un niño sin unos ideales formados? ¿Cómo afectan estas cosas a un niño que solo conoce la idea de patriota que su padre le enseñó? Durante toda la novela, veremos una evolución impresionante de un Pierrot de siete años hacia un Pieter de dieciséis, un Pieter totalmente distinto del niño que subió por primera vez a la cima de la montaña. El poder es muy peligroso, sobre todo si se lo damos a alguien que no sabe manejarlo. Y, peor que el mismo poder, es la idea de él en un niño impresionable.
El niño con el cima de la montaña nos cuenta, pues, la historia de un niño que pasa media vida conviviendo con, posiblemente, el peor hombre que ha pisado la Tierra, empapándose de sus ideas, de su personalidad y de su interpretación del bien y el mal. Seguiremos a Pieter por su adolescencia, teniendo más claros sus pensamientos hacia la patria alemana, y veremos cómo van evolucionando sus actos para con todo el mundo; desde su tía Beatrix hasta sus compañeros de clase.
En cuanto a la novela, está narrada en tercera persona y siempre desde el punto de vista de Pierrot (excepto en una ocasión, algo "especial"). El principio me pareció algo extenso en un primer momento, pues pasaban las páginas y Pierrot no llegaba al Berghof, pero nada más lejos de la realidad. Todo lo que pude pensar sobre que fuese extenso se disipó conforme avanzaba la lectura, pues ahora pienso que era la mejor forma (aunque reitero que no queda largo para nada) de hacernos conocer bien al Pierrot que sale de Francia y hacernos, a su vez, cogerle un cariño especial al personaje (¿posible spoiler? para luego desgarrarnos con su evolución ¿fin del posible spoiler?). Durante la lectura hay diversos saltos en el tiempo, con los que Pierrot crece y que hacen todavía más patente la evolución que sufre el personaje a lo largo de la misma.
Para hablaros un poco sobre el mismo argumento de la historia, intentando no caer en el spoiler, recurriré a una pregunta que hace Pierrot a una compañera de clase. Y es la que sigue: ¿nunca piensas que estaría mucho mejor ser matón que víctima? Esta pregunta es tan sencilla y encierra, a su vez, tantas cosas que no sabría por dónde empezar a analizarla (por suerte, tengo tiempo, aunque no me extenderé demasiado). Podría decir que ésta es la pregunta que marca todo el ser de Pierrot como persona. Se plantea, de la forma más inocente que puedas encontrar, el mero hecho de ¿por qué soy yo quién recibe los palos? ¿Y qué podemos responder a eso cuando un niño nos lo pregunta? De verdad, es muy difícil. Y es que a veces los niños son los mayores pensadores del mundo. Ésta es una pregunta peligrosa, sobre todo en tiempos donde los ideales nazis pululaban por el aire como puro oxígeno que respiras sin querer. Si un niño puede preguntarse eso, ¿qué no puede preguntarse un adulto? Durante toda la novela, somos testigos de los pensamientos de Pierrot sobre los actos del Führer, pensamientos como que "aunque sea un niño es lo suficientemente listo para saber que es una tontería tener duchas sin agua". Ese tipo de pensamientos cargados de inocencia que te hacen seguir leyendo cuando evolucionan hacia algo mucho más grande. La novela está cargada de estas preguntas y reflexiones, las reflexiones de un niño que cree saber mucho, pero que no sabe nada.
Por otra parte, algo que me gusta mucho de este tipo de novelas (históricas, si lo preferís) son los datos verídicos. Para escribir un libro como este, lo primero es informarse. E informarse bien, recopilar datos y ponerlos en conexión y que den coherencia al relato. John Boyne nos aporta algunos datos curiosos de la vida personal de Hitler en su casa de los Alpes de Baviera, datos que para una persona curiosa como yo resultan de gran interés. El hecho de leer algo que te llame la atención, correr a buscar información y encontrarla me resulta gratificante (me gusta estar informada y conocer algunas curiosidades históricas, qué puedo decir) además de hacer que quiera seguir leyendo con todas mis ganas.
El niño en la cima de la montaña me ha hecho sonreír pero también me ha hecho cerrar el libro de sopetón. La Segunda Guerra Mundial es un acontecimiento histórico sobre el que me gusta tener información, ya sean novelas como ésta, documentales, o novelas que reflejen testimonios reales (entre más formatos de los que una pueda sacar información). He visto y leído muchas cosas. Con algunas no he podido evitar apartar la vista, con otras no he podido no llorar y con este libro no he podido no enfadarme con el mundo y el destino de Pierrot. La experiencia que John Boyne nos muestra de su protagonista es "la otra cara de la moneda", esa en la que ves las cosas desde fuera (desde un punto de vista privilegiado como lo es el alemán), como el espectador de un partido de fútbol, y lo que más me ha gustado es que la historia resulta desgarradora igualmente. Lejos de ser como El niño con el pijama de rayas, El niño en la cima de la montaña te hace sentir tantísimas cosas que no podría pararme a enumerarlas, y posiblemente ni siquiera encontraría palabras para hacerlo. Ha sido una lectura que ya tengo ganas de repetir porque me ha resultado fascinante y desgarrador el cambio de los personajes con el paso de los años y de los acontecimientos que acompañan a su historia personal. Siempre se me encoge algo dentro del pecho cuando pienso en todo lo que sucedió, lo que tuvieron que vivir tantos miles de personas y en los recuerdos que solo algunos tuvieron durante el resto de su vida, como pago por la tan asiada libertad. Este libro me ha llegado al alma, y ni siquera sé si tengo de eso.
El niño con el cima de la montaña nos cuenta, pues, la historia de un niño que pasa media vida conviviendo con, posiblemente, el peor hombre que ha pisado la Tierra, empapándose de sus ideas, de su personalidad y de su interpretación del bien y el mal. Seguiremos a Pieter por su adolescencia, teniendo más claros sus pensamientos hacia la patria alemana, y veremos cómo van evolucionando sus actos para con todo el mundo; desde su tía Beatrix hasta sus compañeros de clase.
En cuanto a la novela, está narrada en tercera persona y siempre desde el punto de vista de Pierrot (excepto en una ocasión, algo "especial"). El principio me pareció algo extenso en un primer momento, pues pasaban las páginas y Pierrot no llegaba al Berghof, pero nada más lejos de la realidad. Todo lo que pude pensar sobre que fuese extenso se disipó conforme avanzaba la lectura, pues ahora pienso que era la mejor forma (aunque reitero que no queda largo para nada) de hacernos conocer bien al Pierrot que sale de Francia y hacernos, a su vez, cogerle un cariño especial al personaje (¿posible spoiler? para luego desgarrarnos con su evolución ¿fin del posible spoiler?). Durante la lectura hay diversos saltos en el tiempo, con los que Pierrot crece y que hacen todavía más patente la evolución que sufre el personaje a lo largo de la misma.
Para hablaros un poco sobre el mismo argumento de la historia, intentando no caer en el spoiler, recurriré a una pregunta que hace Pierrot a una compañera de clase. Y es la que sigue: ¿nunca piensas que estaría mucho mejor ser matón que víctima? Esta pregunta es tan sencilla y encierra, a su vez, tantas cosas que no sabría por dónde empezar a analizarla (por suerte, tengo tiempo, aunque no me extenderé demasiado). Podría decir que ésta es la pregunta que marca todo el ser de Pierrot como persona. Se plantea, de la forma más inocente que puedas encontrar, el mero hecho de ¿por qué soy yo quién recibe los palos? ¿Y qué podemos responder a eso cuando un niño nos lo pregunta? De verdad, es muy difícil. Y es que a veces los niños son los mayores pensadores del mundo. Ésta es una pregunta peligrosa, sobre todo en tiempos donde los ideales nazis pululaban por el aire como puro oxígeno que respiras sin querer. Si un niño puede preguntarse eso, ¿qué no puede preguntarse un adulto? Durante toda la novela, somos testigos de los pensamientos de Pierrot sobre los actos del Führer, pensamientos como que "aunque sea un niño es lo suficientemente listo para saber que es una tontería tener duchas sin agua". Ese tipo de pensamientos cargados de inocencia que te hacen seguir leyendo cuando evolucionan hacia algo mucho más grande. La novela está cargada de estas preguntas y reflexiones, las reflexiones de un niño que cree saber mucho, pero que no sabe nada.
Por otra parte, algo que me gusta mucho de este tipo de novelas (históricas, si lo preferís) son los datos verídicos. Para escribir un libro como este, lo primero es informarse. E informarse bien, recopilar datos y ponerlos en conexión y que den coherencia al relato. John Boyne nos aporta algunos datos curiosos de la vida personal de Hitler en su casa de los Alpes de Baviera, datos que para una persona curiosa como yo resultan de gran interés. El hecho de leer algo que te llame la atención, correr a buscar información y encontrarla me resulta gratificante (me gusta estar informada y conocer algunas curiosidades históricas, qué puedo decir) además de hacer que quiera seguir leyendo con todas mis ganas.
El niño en la cima de la montaña me ha hecho sonreír pero también me ha hecho cerrar el libro de sopetón. La Segunda Guerra Mundial es un acontecimiento histórico sobre el que me gusta tener información, ya sean novelas como ésta, documentales, o novelas que reflejen testimonios reales (entre más formatos de los que una pueda sacar información). He visto y leído muchas cosas. Con algunas no he podido evitar apartar la vista, con otras no he podido no llorar y con este libro no he podido no enfadarme con el mundo y el destino de Pierrot. La experiencia que John Boyne nos muestra de su protagonista es "la otra cara de la moneda", esa en la que ves las cosas desde fuera (desde un punto de vista privilegiado como lo es el alemán), como el espectador de un partido de fútbol, y lo que más me ha gustado es que la historia resulta desgarradora igualmente. Lejos de ser como El niño con el pijama de rayas, El niño en la cima de la montaña te hace sentir tantísimas cosas que no podría pararme a enumerarlas, y posiblemente ni siquiera encontraría palabras para hacerlo. Ha sido una lectura que ya tengo ganas de repetir porque me ha resultado fascinante y desgarrador el cambio de los personajes con el paso de los años y de los acontecimientos que acompañan a su historia personal. Siempre se me encoge algo dentro del pecho cuando pienso en todo lo que sucedió, lo que tuvieron que vivir tantos miles de personas y en los recuerdos que solo algunos tuvieron durante el resto de su vida, como pago por la tan asiada libertad. Este libro me ha llegado al alma, y ni siquera sé si tengo de eso.
(Tengo pensado releer El niño con el pijama de rayas, así que traeré cuando pueda la reseña ^.^)
Hola^^
ResponderEliminarLa verdad es que no pinta nada mal, el autor me gusta mucho y creo que puede llegar a ser una lectura que disfrute bastante por lo que no descarto animarme a leerlo en un futuro cercano, a ver que tal está finalmente.
Me alegro de que te haya gustado tanto :3
un besote!
beatrix muere?
ResponderEliminar???
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